Para empezar , una visita a mi pueblo. Madrid, el Magerit de las crónicas de la edad media: Un poblachón manchego.
Para enseñarles a mis hijos algunos aspectos de mi vieja ciudad nos dimos una vuelta por el centro.
Les impresionó mucho el monumento a las victimas del 11-M, en Atocha. Realmente traduce la sensación que algunas de las víctimas refería haber tenido después de las explosiones: Una luz cegadora que les envolvía y después silencio.
Callejear por Madrid es interesante y delicioso si se encuentra el sitio apropiado.Tomar patatas bravas en Las Bravas , en los alrededores de Sol, es una buena experiencia. No las hacen igual en ningún sitio. Las gambas en el Abuelo. Los bocadillos de calamares en La Campana, en uno de los arcos de la Plaza Mayor.
En el Rastro de Madrid se puede comprar de todo. La estatua de Cascorro está siempre vigilante.
El Panteón de los Hombres Ilustres, pegado a la Basílica de Atocha, de estilo Neo-bizantino, con mausoleos monumentales, muchos de ellos del escultor Benlliure.
El Palacio Real, la Catedral de La Almudena y San Francisco el Grande forman un perfil de Madrid característico.
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